El coche volaba por el asfalto y, con la ayuda del GPS, llegué al hospital. Subí las escaleras de la entrada principal y fui al mostrador. Habían sustituido a Barry, el guarda de seguridad que estaba anoche, por un tipo enorme con cara de pocos amigos.
- Buenas tardes, ¿sabe si Henr.. - me corregí. - el doctor Harrison ha terminado su turno?
(Guardia) - Para su información, señorita, mi trabajo no es conocer los horarios de los trabajadores, sino proteger al hospital de posibles peligros. -
¡Qué borde!- Discúlpeme, señor. - dije en el mismo tono. - También creía que parte de su trabajo consistía en resolver las dudas que tengan los que visiten este hospital.
(Guardia) - Cuidado con ese tono o no tendré más remedio que tomar medidas. - Arqueé una ceja. ¿Qué iba a hacer, detenerme?
- No tendrá que tomar medidas, ya que no hay ninguna razón. ¿Ha visto al doctor Harrison o no?
(Henry) - Ya estoy aquí. - Apareció por el pasillo. - ¿Qué tal, sr. Miller? - El grandullón respondió con algo parecido a un gruñido.
- ¿Ese hombre ha nacido así o es que tiene un mal dia? - le pregunté a Henry, una vez salimos del hospital.
(Henry) - Yo siempre le he visto así y hoy está de buenas. - bufé.
- Pues si es así de buenas, no quiero verlo cuando esté enfadado. - Henry sonrió.
(Henry) - Es un buen tipo cuando le conoces.
- No te quito la razón. - me encogí de hombros. - ¿Qué tal tu dia?
(Henry) - Un par de heridos por peleas de borrachos, algún coma etílico y un parto. Lo de siempre en año nuevo. - Me abrió la puerta de la cafetería y nos sentamos en una mesa. - Bueno, ¿de qué querías hablar?
- He descubierto cosas sobre mi. Me presentaré oficialmente, me llamo Alexis, Alexis Jackman, relaciones públicas. - Henry rió por la forma en que lo dije.
(Henry) - Encantado. Alexis... me gusta. - sonreí. - ¿Y qué más has averiguado?
Le conté lo poco que sabía. Le hablé de mi tio y su extraño comportamiento.
(Henry) - Es normal. ¿Cómo te sentirías tú si tu sobrina hubiera desaparecido y, cuando por fin vuelve, no te recuerda ni a ti, ni al resto de tu familia?
- Visto así... - me apoyé en el respaldo. - Aun así, hay algo que no me cuadra. La mujer que me enseñó en la foto, mi tía, la que desapareció, me suena y no porque la recuerde a ella en sí. Esa foto ya la había visto, alguien me la ha tenido que enseñar antes que él.
(Camile) - ¡Helena, qué alegría verte! - Me dió dos besos y me abrazó. Cogió una silla y se sentó con nosotros. - ¿Qué tal?
- Ya se cual es mi verdadero nombre, Alexis. - Me miró ladeando la cabeza y negó.
(Camile) - Me gustaba más Helena, pero, en fin. - se encogió de hombros. - Entonces ¿ya recuerdas algo, a alguien?
- No del todo. Recuerdo cosas sin importancia, sobre mis gustos y poco más.
(Camile) - ¿Y no te acuerdas de por qué desapareciste, si te secuestró alguien o simplemente querías irte y desconectar de todo? - Negué con la cabeza. - Es una pena... - se quedó pensativa. - Lo que debes hacer es salir, dar vueltas por la isla, ver a más gente... A lo mejor así empiezas a recordar algo más. Hay un pub en la isla que me encanta, incluso han puesto un karaoke, ¡tenemos que ir! - Me estaba agobiando con tanta energía.
- Tal vez más adelante, primero necesito aclarar algunas cosas.
(Camile) - ¿Y por eso hablas con Henry? ¿Y yo qué? ¿No te caigo bien? - Puso los brazos en jarras y frunció el ceño, bromeando.
- Claro que si. Pero es que no tenía tu número y ya que Henry me acogió en su casa, que menos que sepa a quien ha dejado dormir allí, ¿no?
(Henry) - Muy considerado por tu parte. - Sonrió terminando su café. Miró su reloj. - Debo volver al trabajo. - Se levantó de la silla y me dió dos besos.
- Gracias por hablar conmigo.
(Henry) - Ha sido un placer. No dudes en volver a llamarme para lo que sea y si quieres refugiarte en mi guarida, eres bienvenida.
- Gracias otra vez. - nos sonreimos.
(Henry) - Te veo luego, Camile. - se despidió con la mano y me senté de nuevo sin apartar mi mirada de él.
(Camile) - Me quedan 10 minutos de descanso, he perdido un tiempo horrible en la barra. No sabes la de cola que había... - Antes de salir por la puerta se volvió hacia nosotras con una sonrisa. Bajé la mirada. El recuerdo de él bailando en su sala una canción de Elvis acudió a mi mente y me mordí el labio para reprimir una sonrisa.
Camile chasqueó los dedos.
(Camile) - ¿Me estás escuchando? - Asentí. - Bueno, lo que te decía, te tengo que llevar a hacer un tour por la isla...
Siguió hablando hasta que tuvo que volver a trabajar. Di un paseo por la isla hasta que oscureció, entonces conduje calle arriba hasta llegar a casa.
