Henry me dejó con su deportivo junto a la puerta principal de la Comisaría. Le di las gracias una vez más y me acerqué al mostrador de información. Llevaba puestos el vaquero y la camisa blanca con los que me encontraron, y una vieja cazadora vaquera y unas botas que me había dejado Henry de su hermana. Las botas me quedaban muy justas, notaba los dedos aprisionados los unos con los otros pero, por lo menos, tenía zapatos.
Obedecí a la chica del mostrador y esperé en una de las sillas pegadas a la pared a que me recibiera el agente que llevaba lo de las desapariciones. Habíamos mirado las ftoos de los desaparecidos y, confirmando mis sospechas, era una de ellos.
(Recepcionista) - Ya puede pasar, señorita. - me dijo tras un pequeño tiempo de espera. Pasé al despacho.
(Agente Klein) - Buenas tarde, tome asiento, por favor. - Me señaló la silla frente a su mesa. - Soy el agente Klein. - Me dió la mano. - Asi que es usted una de las desaparecidas, cuénteme todo lo que recuerde, por favor. - Preparó papel y boli para escribir.
- Pues la verdad es que es poco. Me desperté en la playa, casi me atropella un coche y acabé en el hospital.
(Agente Klein) - ¿Algún detalle más? Por insignificante que parezca, lo que sea. - Recordé la noche anterior, ese extraño sonido antes de despertarme.
- Me pareció escuchar el sonido de un motor cuando me desperté en la playa. - levantó la cabeza de la hoja.
(Agente Klein) - ¿De un coche? - Negué con la cabeza, pensativa.
- No, parecía el de un barco, una lancha, creo.
(Agente Klein) - ¿Vió la embarcación? - Volví a negar. Escribió algo en su hoja.
- ¿Puede decirme quién soy? - Le pregunté al ver que no decía nada. Sacudió la cabeza, como si estuviera pensando en otra cosa.
(Agente Klein) - Ah, si, claro. - Sacó una carpeta marrón de un cajón y la abrió. - Señorita... Alexis Jackman, nacida en la isla, 22 años, relaciones públicas en la empresa más famosa de la isla. - Sigó leyendo para sí mismo y alzó las cejas. - ¡Vaya, tiene usted un buen currículum!
Traté de asimilar la información. Alexis... Alexis Jackman.
- ¿Y mis padres?
(Agente Klein) - Hemos tratado comunicarnos con ellos pero no cogen el teléfono, lo seguiremos intentando más tarde.
- ¿Tengo hermanos, marido, algún.. hijo? - Pregunté esperando que la respuesta a la última pregunta fuera negativa. Olvidarse de un hijo... eso no podía ser bueno, además era muy joven para tener uno, aunque eso no tenía nada que ver.
(Agente Klein) - No, hija única. Ni marido, ni novio conocido, ni hijos. - siguió mirando mi ficha. - Pero por lo visto tiene unos tíos que viven aquí en la isla, no, me corrigo, tío, su tía desapareció hace tiempo. - ¿Acaso me venía de familia? - Su tío político, James Williams. Le llamaremos. - Deslizó la silla giratoria hacia el teléfono.
- ¿Puedo ver el informe? - le pregunté. Dudó unos instantes.
(Agente Klein) - Mm... de acuerdo. - Cogí la carpeta y leí toda la información escrita sobre mi y mis parientes más cercanos mientras el agente hacia la llamada. Mi padre, Connor Jackman casado con Jessica Robinson, mi madre, hermana de Rebecca Robinson cuyo marido es James Williams. Desaparecida hace 6 años. Dos primos: Chase Williams y Lilly Williams. Abuelos fallecidos. Padres fuera de la isla. Con una gran casa en la Calle Alta. Según leía parecía que era una imparable mujer de negocios con contactos por todo el mundo.
(Agente Klein) - Buenas tardes, señor Williams. Soy el agente Klein... - hizo una pausa. - No, no se preocupe, no ha habido ningún problema con sus hijos. Le llamamos porque hemos encontrado a su sobrina, Alexis Jackman, ha perdido la memoria, no podemos ponernos en contacto con sus padres y usted es el familiar más cercano. - Dejó hablar a "mi tío" - ¿Si? Perfecto, aqui estará. - Colgó el auricular.
(Agente Klein) - Dice que llegará enseguida. Puede esperarle junto al mostrador. - Miró la carpeta con mis datos. - ¿Ya ha acabado con eso?
- Si, tome. - se lo di y salí de su despacho.
Le pregunté a la chica del mostrador si tenía algún periódico de la isla y me prestó uno. Al cabo de unos 15 minutos entró un hombre en comisaria, parecía tener prisa. Se quitó las gafas de sol y examinó la comisaria como si buscara algo, su mirada se paró en mi, me sentí intimidada y bajé la vista hacia el periódico. Se acercó a mi con paso lento, le volví a mirar. Era un tipo alto y grande, tenía bigote y barba, ojos claros y se le empezaban a ver las canas.
(Sr. Williams) - Alexis... - dejé el periódico en la silla que estaba a mi lado y me levanté. - Me alegra que estés bien. - Me abrazó, era más cálido de lo que esperaba y le respondí el abrazo.
- Usted debe ser James Williams, mi tio. - Asintió con una sonrisa triste.
(Sr. Williams) - Entonces es verdad que no recuerdas nada. - Suspiró. La puerta del despacho se abrió y apareció el Agente Klein.
(Agente Klein) - ¿Sr. Williams? Gracias por venir. Veo que ya se ha reencontrado con su sobrina. Por favor, pase a mi despacho un momento. - Me miró. - Ahora volvemos contigo.
A través del cristal del despacho vi como se levantaban, se daban la mano y mi tio salía junto al agente.
(Agente Klein) - Señorita Jackman, va a tener que visitar regularmente a nuestro psicólogo, el Sr. Figgins. Le ayudará a recuperar la memoria. Su tio, el sr. Williams, se ha ofrecido a cuidarte hasta que vengan sus padres. - Eso de 'cuidarme' no me hizo mucha gracia. - No dude en llamarnos si recuerda algo más, sería de gran ayuda para la investigación.
- Lo haré. Gracias por todo. - Salí de comisaria junto al señor que era mi tio. Un discreto y usado coche verde agua estaba aparcado de mala manera en los aparcamientos frente a la puerta. Supuse que era suyo.
(Sr. Williams) - ¿Te apetece dar una vuelta o tomarnos algo? - Ese hombre transmitía una autoridad y un respeto que me incomodaba aunque a la vez me hacía sentir segura bajo su vigilancia. - Aunque hoy todo esta cerrado. - dijo para sí.
- Como usted vea, sr. Williams. - Una ráfaga de viento se levantó y me abroché la cazadora.
(Sr. Williams) - No me llames así, soy tu tio.
- Perdona. - ¿Cómo quería que le llamara? ¿Tito James? ¿Tio Jaimito? - Tío. - dije simplemente.
(Sr. Williams) - Eso está mejor. - Me sonrió, le respondí la sonrisa para que no se ofendiera.
- Si no le importa, me gustaría ver mi casa. A lo mejor ahí recuerdo algo.
(Sr. Williams) - Buena idea. - Sacó unas llaves del bolsillo y pulsó un botón. Las luces del coche parpadearon, efectivamente, era suyo. - Las damas primero. - Dijo sujetándome la puerta del coche.
Edited by dbCris - 13/5/2013, 14:36