Intenté andar lo más rápido posible. Los gemelos me quemaban, pero iba cai diez minutos tarde. Llegué al parquecito y no había nadie. Seguro que se había ido. Me dejé caer sobre un banco, cansada y decaida. De pronto alguien me agarró por detrás de los hombros y me zarandeó.
- ¡Para, para para! - le dije entre risas.
(Jeremy) - Pensaba que habías desobedecido mis órdenes de pasar el último día del año conmigo. - me levanté y giré. Solo el banco nos separaba.
- Lo siento yo.. espera, ¿órdenes? - me crucé de brazos - ¿y si lo hubiera hecho?
(Jeremy) - Tendrías que sufrir las consecuencias.
- ¿Qué tipo de consecuencias?
(Jeremy)- Pues.. - fue diciendo mientras rodeaba el banco para acercarse a mi. Seguro que iba a hacerme algo, fui dando pequeños pasos hacía atrás alejándome de él.
(Jeremy) - Con lo pequeña que eres, ¿crees que puedes escapar de mi? - antes de que pudiera contestarle o salir corriendo me agarró y empezó a hacerme cosquillas. Grité, reí e intenté defenderme, pero no tenía nada que hacer contra él, solo esperar y aguantar hasta que decidiera dejar de hacerme cosquillas.
- ¿Contento? - dije mientras me arreglaba el pelo cuando me soltó.
(Jeremy) - Mucho - contestó con una amplia sonrisa.
- Bueno, ¿cual es tu plan? - se encogió de hombros - muy interesante, me gusta.
(Jeremy) - Decide.
- Sorpréndeme - me mordí el labio y me senté en el banco a esperar. Se quedó pensativo, luego sonrió aunque no de la manera que me gustaría, y me agarró de la mano.
- ¿A dónde me llevas?
(Jeremy) - Me has dicho que te sorprenda.
Me llevó por un par de calles por las que seguro que no había nadie y cuando vi hacia donde me llevaba me paré en seco.
- ¿Qué? ¡No! Ni loca - quería que nos adentrásemos en el bosque prohibido.
(Jeremy) - ¿No pensarás que estará encantado, no? - fuí a negar pero la verdad es que no estaba segura. - Vamos Natalie, no seas tonta.
- ¿Y si lo estuviera?
(Jeremy) - Yo te protegeré - no me gustaba mucho esto.
- ¿Lo prometes?
(Jeremy) - Siempre - resoplé y dejé que me guiará por el bosque. Ha pesar de ser pleno día, dentro era mucho más oscuro. Había árboles muy antiguos. Un pájaro pasó cerca mía y me asustó. Me agarré fuertemente al brazo de Jeremy, que se rió.
(Jeremy) - Mira, flores, ¿ves como no da tanto miedo? - había un pequeño claro con unas flores preciosas. Llevaba razón, pero solo en cuanto a ese claro. Se acercó y cogió una flor para mi. Me la puso tras la oreja suavamente. Perdí todo el miedo cuando se aproximó para besarme. Un agradable calor me recorrió el pecho.
El bosque se había vuelto diferente desde ese momento, pero aún así le pedí que salieramos de allí, más que nada porque me daba miedo perderme. Aceptó, pero saliendo por otro lado.
Al final se estaba saliendo con la suya porque estabamos cruzando todo el bosque. Encontramos otro claro, esta vez mucho más grande. Había una cabaña. Jeremy se acercó pero yo me quedé más rezagada. Parecía muy vieja, nadie había estado ahí desde hacía años. Forzó la puerta.
- Estate quieto - le pedí, pero como si hablara contra la pared. Siguió forzándola hasta que la madera cedió y se resquebrajó. Se escuchó un fuerte estruendo y pronto en revoleteo de algunos pájaros asustados de un árbol próximo. Me hizo señales para que entrara detrás de él.
- No, Jeremy, no.. - pero entró sin echarme cuenta. Me acerqué poco a poco, los cristales estaban completamente llenos de polvo y suciedad, apenas podía verse por ellos. Entré intentando no pisar la destrozada puerta. Dentro no había prácticamente nada. Una silla tirada, prácticamente comida por carcoma y unas cuerdas de soga en el suelo. Jeremy le dió una pequeña patada a la cuerda y de ella salió un ratoncito. Grité y me aparté para que no se me acercara. Miré a mi alrededor, no había nada más. Jamás había entrado en el bosque pero por alguna extraña razón me resultaba familiar el sitio.
(Jeremy) - Siento como si.. Como si hubiera estado aquí.
- ¿Qué has dicho?
(Jeremy) - He dicho que..
- Sí, sí, te he oido bien, la cosa es que - me mordí el labio y me froté los brazos cuando un escalofrío me recorrió el cuerpo - yo tengo la misma sensación.
(Jeremy) - Será que está encantado - dijo guiñándome un ojo. Le saqué la lengua. - No en serio, no sé por qué será.
- Vámonos, por favor - le supliqué. Asintió y salimos de allí. Que sitio más raro, que situación más extraña, que sensación más escalofriante.
Salimos rápidamente del bosque. El sol relucía, hacía un frío invernal pero el sol nos daba una agradable sensación.
- ¿Ahora qué, señor sorpresas?
(Jeremy) - Es la hora de comer - miré el movil, y era bastante tarde ya. - ¿tienes hambre? - asentí, porque él parecía tenerlo aunque yo apenas.
(Jeremy) - Podemos comprar algo y llevárlo a esa bonita cabaña del bosque. - levanté las cejas y empezó a reirse a carcajadas.
Decidimos comprar una pizza, 'margarita' por supuesto e ir a algún lugar a comérnosla, no a la cabaña, pero sí algún lugar tranquilo.